
Para poder poner en marcha nuestra musculatura y mantenerla durante nuestra práctica deportiva, es necesaria la activación de algunas partes del cerebro. Para ello es necesario la actuación entre otros de:
- Los receptores vestibulares: situados en el oído interno y encargado de indicar la posición y velocidad del desplazamiento.
- El aparato de la visión: Los ojos son sin duda los mayores correctores de errores, dándonos la información necesaria a la hora de anticipar las diferentes dificultades orográficas que nos encontraremos. No olvidéis mirar siempre unos 15 metros por delante de la posición que llevéis así podréis conseguir el trazado más adecuado.
Los datos obtenidos serán procesados en el cerebro para que esté pueda dar la orden pertinente a los diferentes músculos involucrados en el pedaleo y control de la bicicleta
A grandes intensidades, sino se está muy entrenado se puede llegar a tener un bloqueo muscular debido a la gran concentración de lactato en sangre, para así permitir al organismo que se relaje y utilizar esa lactato como fuente de energía.
El corazón
El corazón tienen tres funciones:
1ª Adecuar la irrigación sanguínea para así poder transportar oxígeno y nutrientes a los diferentes músculos.
2ª Regular la homeostasis mediante la eliminación de los productos de desecho generados por el incremento de la actividad muscular.
3ª Colaborar en la regulación térmica.
A intensidades comprendidas entre un 40 – 60% de nuestra intensidad máxima, el volumen sistólico (cantidad de sangre que se expulsa en cada latido) alcanza sus valores más altos, manteniéndolos hasta llegar a intensidades cercanas al 90% a partir de la cual disminuye a consecuencia del aumento de la frecuencia cardiaca que da lugar a un peor llenado del ventrículo izquierdo.
Cuando estamos entrenando con un pulso comprendido entre el 50-80% de nuestro máximo conseguimos que nuestro corazón se haga más grande y con ello disminuya nuestras pulsaciones y aumente el volumen sistólico. Sin embargo, cuando trabajemos por encima del 80% conseguiremos que las paredes del corazón se hagan más gruesas y así poder tener más tolerancia frente esfuerzos máximos.
Si pedaleamos con una intensidad estable, durante los primeros 30 – 50 segundos nada más iniciar el ejercicio la ventilación pulmonar se ve incrementada bruscamente debido a que hemos movilizado un gran número de grupos musculares. Sino aumentamos la intensidad la ventilación se estabiliza a los 3-4 minutos y así hasta el final de nuestra salida.
Si metemos cambios de ritmo que exijan de un esfuerzo superior al 85% de nuestra capacidad máxima la ventilación se verá nuevamente incrementada hasta llegar al punto de no poder continuar con dicha ventilación debido al cansancio de los músculos implicados en la misma. No podemos olvidar el entrenamiento de dichos músculos, nos darán un puntito más.