José Soriano y su hijo Sergio participaron este fin de semana en una carrera bastante atípica a la vez que divertida. Sergio nos ha contado como le ha ido para que así todos seamos partícipe de singular carrera
Por la noche fijan la hora del despertador a las 8:00, pero el sueño les puede y no tiene fuerza de voluntad suficiente por lo que apagan la alarma y deciden dormir 30 minutillos más (había que guardas energía para lo que se les avecinaba). Una vez en pie y ya con la ropa de batalla puesta bajan al comedor del hotel para meter algo de combustible al cuerpo, pero sin pasarse ya que no hay mucho tiempo para hacer la digestión y no se pueden permitir el lujo de tener problemas de última hora. Una vez recogidas las habitaciones viajaron hacia Castellbisbal (Barcelona) para recoger los dorsales y chips correspondientes, aunque también les dieron una cinta japonesa que aceptaron gustosamente para ver si se los espíritus de los ninja les transmitían algo.
Faltaban 20 minutos para la salida y comienzan a calentar, el frío hace que el arranque sea muy duro, notan los músculos agarrotados y casi no se sienten ni los pies ni manos, por lo que es normal que Sergio comentase “ya estoy sufriendo y aun no hemos comenzado”. La salida es muy particular ya que los propios corredores son quienes la dan , realizando una cuenta atrás de 10 hasta el ¡YA!. No ha dado ni tres zancadas cuando se produce el primer incidente, un participante se cae y tienen que saltarlo para no hacerle dalo, a los 200m la primera subida que se convierte en un barrizal que finaliza casi al comienzo de la segunda ascensión que a su vez termina en un foso de agua (digo que será para quitarles todo el barro, no?) que tienen que pasar a duras penas debido a que los músculos están muy, muy agarrotados. ¡Por fín!, salen como si fueran unos sapos y se encaran hacia unos cilindros de hormigón apilados en pirámide de tres plantas que aparentemente parecen muy sencillos de afrontar, pero les cuesta los suyo. En el descenso de la pirámide casi se piñan (es parte del reto), pero sobreviven y afrontan uno de los retos más duros, ascender a la parte superior de un camión lleno de alpacas de paja que aunque con dificultades superaron mejor de lo que pensaban. Bajan del camión y ascienden una dolorosa subida para enfilar por un sendero que les llevaría hasta el circuito de barro donde hay que tirarse al suelo para poder reptar y pasar por debajo de una alambrada que no estaría a más de 70 cm del suelo, donde Sergio puede dar fe de ello ya que se ha traído consigo algún que otro arañazo. Se terminan los obstáculos y se les presentan por delante unos 2,5 km hasta que llegamos al rio donde se metieron sin vacilar mucho ya que el agua estaba helada, pero bueno tenían que ir y volver y así se terminaba parte del calvario. La ida era muy incómoda ya que había gran cantidad de piedras lo que produjo el resbalón de Sergio dañándose la rodilla derecha, la vuelta si problemas ya que se habían adaptado a la temperatura del agua, eso si, fue salir del río y no se sentían ni los pies, pero se alegraron al ver que a unos 100m había un avituallamiento donde se pegaron un pequeño manjar (que todo no sea sufrir, esta gente sabe disfrutar de la vida). Después de este Stand by se encontraron con unos 500 m totalmente llano y sin sobresaltos (tenían que hacer la digestión que sino se los cargan), pero lo bueno se dura poco, así que comienzan a afrontar una zona de dunas de arena, zonas rocosas para zambullirse en dos contenedores de obra donde el agua no se caracterizó por estar a una buena temperatura, así que otra vez a mojarse (yo creo que lo harían para que no perdiesen mucho la adaptación al agua del río). Ahora toca el túnel a ciegas del que salen sin problemas y afrontan una zona complicada de arboles tumbados sobre el barro que finaliza en una zona donde no sabían muy bien a donde ir ya que se encontraron con algunos compañeros que estaban por otra zona del recorrido y eso les despistó. Así que deciden seguir y que sea lo que Dios quiera, por lo que se unen a una parte del circuito que ya habían pasado y no era otra que la del foso de alambres para tener que afrontar otra vez la pirámide de cilindros de hormigón y en esta ocasión casi no son capaces de subir, cosa que consiguieron gracias al gran compañerismo que se encontraron durante el transcurso de la prueba, descansan un poco en la cima y a bajar para volver a afrontar la ascensión a lo alto del camión de paja donde se las vieron canutas para poder ascender y de la cima a una colchoneta donde había que botar para aterrizar en el suelo y correr los últimos 20 metros hacia la meta para realizar un tiempo final de 1h 30´ que no están nada mal
Esperemos que Jose y Sergio ya hayan entrado en calor porque con estos días que hemos tenido pueden que aun tengan el frío en el cuerpo.
¡FELICIDADES Y A SEGUIR SUFRIENDO!
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