
Los pulsómetros tope de gama de última generación como el Polar RS 800 CX ya han rizado el rizo ofreciendo al triatleta el dato R – R que se mide en milisegundos y nos informa del tiempo transcurrido entre una contracción ventricular y la inmediata posterior (tiempo entre dos latidos). Gracias a este dato podemos comprobar si el corazón está bien entrenado o no a la vez que se puede estimar de manera fiable el estado de forma del deportista. Los mejores triatletas internacionales ya los están usando. Uno de los datos donde más hincapié hacen es cuando realizan un cambio de ritmo fuerte, el corazón en ese momento debe de cambiar el ritmo cardiaco y ese cambio sale reflejado en el R – R, a menor tiempo de reacción más en forma estamos. Antes este dato no lo podíamos cotejar porque veíamos que el pulsómetro efectivamente subía de pulsaciones con el cambio de ritmo, pero no podíamos calcular al milisegundo como era este cambio.
La tecnología GPS
Ya lleva unos años utilizándose y viene muy bien para los triatletas que se guían por la velocidad en km/h cuando entrenar. Aunque hay que saber compaginar esta información junto con el dato de las pulsaciones por minuto. El dato que nos debe de primar es el pulso y el tiempo ya que esté es el que indica la intensidad a la que trabaja nuestro cuerpo durante un periodo determinado, el fijarse en la velocidad y la distancia a la hora de entrenar puede llevarnos a sobre esfuerzos o a entrenamientos más livianos de lo que teníamos programado. Imaginaros que estáis en esa recta de 1 km que todos tenéis marcadas para vuestras series de 1000 metros y tenéis que afrontarla en el segundo umbral que equivale a una velocidad de 18 km/ h y un pulso de 170-180 ppm. Para fijarnos sólo en la velocidad como dato orientativo tenemos que tener la suerte de tener un día sin viento y con el piso que no esté embarrado debido a que con un aumento de las inclemencias metereológicas nuestro esfuerzo tiene que aumentar para poder mantener la velocidad de 18 km/h viéndose nuestras pulsaciones aumentadas y por consiguiente no trabajando a la intensidad que nos tocaba. Esta sesión podría darnos lugar a un cansancio que podría afectar al resto de la semana de entrenamiento.
La tecnología GPS nos puede permitir algo muy bueno que es el poder simular el trazado sobre el que vamos a disputar nuestra prueba más importante. Si tenemos la posibilidad de ir a reconocer el circuito por el que vamos a competir podremos trasladar datos muy importantes para optimizar nuestros entrenamientos. En el programa del ordenador podremos descargar los de ese entrenamiento específico. Podremos ver el recorrido, los perfiles de las altimetrías, la velocidad y pulsaciones a las que hemos ido en cada comento medidos segundo a segundo pudiendo saber los puntos que nos han costado más, donde debemos de aprovechar para recuperar, … y lo que sería rizar el rizo si somos capaces de trasladar el circuito donde competiremos a uno similar cercano a nuestro entorno donde testearnos para verificar que hemos mejorado nuestros puntos débiles.
Los umbrales van variando en función de como estemos entrenando. La idea cuando se quiere rendir al máximo es subir tanto el umbral aeróbico como el aneróbico. Para los deportistas populares con hacerse una prueba de esfuerzo por temporada tienen más que suficiente, porque al no buscar el límite de su cuerpo no pasa nada si se produce una variación en el umbral que porcentualmente es muy pequeña. La gente que busque el máximo rendimiento debe de hacerse como mínimo dos pruebas de esfuerzo por temporada, una al comenzar el periodo de preparación general y otra cuando se termine este periodo (periodo de volumen). Si somos muy exigentes con nosotros mismos tendríais que haceros una tercera prueba ocho semanas después de comenzar el periodo de entrenamiento específico.